miércoles. 08.05.2024

Nadie es ajeno a la situación económica y social del momento. Hay mucho que cambiar y muchísimo que mejorar. Pero tras una lluvia de datos y cifras no especialmente halagüeñas, el Presidente de Suzuki Motor Ibérica, Juan López Frade, supo encontrar un punto de optimismo razonable. En su tradicional balance anual previo a la navidad, celebró que toda la gama Suzuki está ya electrificada, que Suzuki traerá al menos tres grandes novedades en 2021 y que si este año el mercado cierra con unas pérdidas del 32,5%, el año próximo el mercado español superará el millón de unidades. Si es así, Suzuki tendría un incremento de casi el 40% en sus ventas, pasando de las 5.100 unidades vendidas de este año, a 7.100 en 2021.

El optimismo es la mejor medicina en estos tiempos, en los que el mercado global irremediablemente cae debido a la pandemia y otras situaciones políticas y sociales que hacen que la economía no vaya bien. En este momento hay un descenso mundial del 17% para este 2020 (resta diciembre para cerrar el balance) y siendo optimistas, en 2021, si la pandemia comienza a ceder y se hacen un poco bien las cosas, lo lógico es que se podría recuperar el mercado un 10 %. Eso sí, seguiríamos con cifras de ventas globales por debajo de las de 2010.
Las ventas de Suzuki en el mundo también se resienten. Ya en 2019 hubo una caída muy significativa del 13,1 por ciento y la previsión es que en este 2020 el descenso sea un 16,2 %, pasando de los 3.264.000 coches vendidos en 2018, a 2.378.000 en 2020. En Europa, por su parte, las ventas de Suzuki siguen en retroceso desde 2018, aquel año solo fue un testimonial 1%, pero marcó una tendencia confirmada con un 5,8 % de caída en 2019 y -ya forzado por la pandemia- nada menos que un 15,6 % en este 2020.
El mercado en España tampoco va bien, como era de esperar. Si en 2019 se vendieron 1.258.738 unidades, de las que 8.061 fueron Suzuki, en 2020 como mucho se llegará a la barrera de los 850.000 coches, de los que 5.100 serán Suzuki, lo que representa una penetración en el mercado del 0,60 % y un descenso para Suzuki del 36,7 % respecto a 2019, en un año en el que el mercado caerá un 32,5 %.

El estado no ayuda
Los datos no son buenos, pero el sector sigue mirando al futuro, a los retos de 2021 y más allá, como define el programa de descarbonización. El Plan 2020-2040 tiene en jaque al sector por su elevado nivel de exigencia, por medio de la imposición del sistema de medición de emisiones WLTP y las consiguientes multas por exceso de emisiones de CO2. Para hacer frente a esto, el estado apenas ha puesto en funcionamiento el Plan MOVES y el RENOVE, que a todas luces se ha mostrado absolutamente deficiente. El comprador no puede ir al concesionario y firmar un montón de papeles, para que el concesionario le diga que ya le avisará cuando llegue la ayuda a la compra, con la inseguridad que eso plantea. Ninguno de los planes ha funcionado correctamente y en algunos casos ha habido comunidades autónomas que no han llegado ni siquiera a ponerlos en marcha. Así no se ayuda al rejuvenecimiento del parque ni se impulsa la venta de coches.

Europa nos asfixia
Y las exigencias y ajustes siguen llegando desde Europa para los fabricantes de automóviles. En 2020 se implanta el CAFE -Clean Air For Europe-, que de forma progresiva, entre 2020 y 2030, exige una progresiva reducción de las emisiones que en 2025 llegará a un 15% adicional y en 2030 a un 37,5 %. Son exigencias que demuestran que quienes las establecen estos límites no entienden nada del sector, porque lo hacen inviable. Las marcas son conscientes de que, si hay que cumplir ese nivel de exigencia, ni siquiera el coche eléctrico será suficiente y ya es momento de mirar al hidrógeno. Y todo esto, mientras que de forma paralela se sigue presionando con el GSR o General Safety Regulations, por el cual los fabricantes se ven obligados a equipar los coches con una serie de sistemas que encarecen de forma directa el producto, como son el bloqueo en caso de consumo de alcohol por el conductor, la alerta de control de sueño, etc.

 

“El gobierno nos abandona, el WLTP nos quiere matar…”