miércoles. 24.04.2024

El 3 de agosto de 1907 se matriculaba el primer automóvil con distintivo provincial de Barcelona. Aquel primer Berliet de fabricación francesa lucía su placa B-1 otorgada por la Diputación Provincial –hasta entonces los automóviles circulaban sin placas, con placas expedidas por Ayuntamientos para uso urbano o por el Gobierno Civil para circular por provincia. En 1915 esta misma matrícula pasaría, por deseo de su propietario, Rubén Garriga, a un Hispano-Suiza de nueva adquisición. Durante ese año 1907 la Diputación de Barcelona concedería 110 matrículas, quedando en el acumulado nacional en tercera posición, por detrás de Guipúzcoa (344 placas de matrícula ya que habían empezado con este sistema en 1901) y Madrid con 146 placas.

En 1900 se había aprobado el “Reglamento para el Servicio de Coches Automóviles por las Carreteras del Estado”  con el fin de regular el tráfico, pero también para unificar matrículas con distintivo provincial, aunque la implantación total y obligatoria no se efectuaría hasta 1909. Hasta 1971 continuó este sistema con una o dos letras –hasta 1926 podía haber hasta tres- seguidas de hasta seis cifras. En ese momento, se apostó por añadir primero una  y luego dos letras al final y se redujeron las cifras a cuatro. Desde 2000, tenemos vigente el actual sistema de cuatro dígitos y tres letras consonantes sin referencia provincial.

SEAT 1500. DE 1963 A 1972

Después de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra Civil española, hubo un largo proceso de reconstrucción. Poco a poco, Europa y España fueron recuperando sus vitales. La industria iba resurgiendo, y también la del automóvil para motorizar el impulso de los países. El aislamiento político al que estuvo sometida España lo ralentizó algo. No se pudieron importar coches durante mucho tiempo, salvo por lo que se denominó cupos, unidades contadas. De ahí que no se celebrara durante varias décadas el salón del automóvil; no tenía sentido.

Pero sí se buscó una fórmula para exponer diferentes productos anualmente. Eran las Ferias de Muestras, que tenían lugar cada año en Barcelona y en las que el automóvil tenía su sitio. De hecho, era siempre el sector con mayor número de visitas por parte del público.

Y Seat, la marca que respaldaba principalmente el Gobierno para la restauración de nuestro parque automovilístico, tenía siempre un destacado stand para exponer sus productos. En 1956 su protagonista fue el 600, que entraría en producción en 1957 con una gran demanda. Y, unos años más tarde, llegaría otro de los modelos icónicos en la historia de la marca, el 1500.

 

Seat 1500, un icono en la historia de la automoción en España