Del Peugeot 205 al nuevo 208, cuatro décadas de evolución
El lanzamiento del 205, ha representado una revolución estilística que haría triunfar a la marca en el segmento de vehículos urbanos.
En 1982, Peugeot estaba considerada como una marca fiable y sólida, centrada en grandes berlinas tradicionales, con una imagen conservadora. Todo cambió con el lanzamiento del Peugeot 205, un modelo que marcó su época por su revolución estilística y que haría triunfar a la marca en el segmento de los automóviles urbanos, en el que llevaba años ausente.
En el exterior, una silueta redondeada, sin aristas ni líneas, una amplia superficie acristalada y un aspecto ligero y simpático se unieron para crear un modelo de éxito. Por dentro, el diseñador Gérard Welter se inspiró en el mundo de la competición para crear un interior con aires más propios de un deportivo que de un simple utilitario, con indicadores redondos, intuitivos y dinámicos, y un volante pensado para una conducción cómoda y ávida de sensaciones. Unas características que fueron afianzándose con el paso de los años. Con su diseño moderno y sencillo, el 205 iba más allá de la mera funcionalidad de los vehículos urbanos de su tiempo para incluir la deportividad y las prestaciones en su fórmula ganadora.
Como su ilustre antecesor a principios de los 80, el Nuevo Peugeot 208 destaca por su diseño en un segmento que está cayendo en un proceso de uniformización. El estilo atlético y deportivo del nuevo modelo urbano de la marca aporta nociones como dinamismo, placer y juventud que le sitúan en línea con la filosofía del 205 y le convierten en una propuesta con carácter propio en su categoría.
Las novedades técnicas son precisamente, uno de los puntos fuertes de este modelo. Si el Peugeot 205 llegó a incorporar equipamientos de seguridad como los airbag o los frenos ABS y el control de estabilidad ESP en algunas de sus versiones, el Nuevo Peugeot 208 desembarca en el mercado con un arsenal de funciones de ayuda a la conducción.
En el interior, esta vocación innovadora tiene su mejor expresión en el puesto de pilotaje Peugeot i-Cockpit® 3D, que incorpora una novedosa forma de visualizar la información, que aparece de forma holográfica y en distintos niveles, dependiendo de su importancia.
En el nuevo Peugeot i-Cockpit® 3D la espectacularidad del diseño se pone al servicio de la claridad en las informaciones que recibe el conductor. Los datos aparecen justo en su campo de visión en dos niveles de lectura. En la pantalla elevada, se proyectan como un holograma dinámico: se acercan a la vista en función de su importancia o urgencia. De este modo, el tiempo de reacción se reduce alrededor de medio segundo, un tiempo que puede resultar crítico en muchas circunstancias. En la parte central, justo encima de los toggle switches, la pantalla táctil está disponible en 5, 7 ó 10 pulgadas, según el nivel de acabado o las opciones elegidas.
La posibilidad de elegir una alternativa 100% eléctrica y cero emisiones está muy presente en el Peugeot i-Cockpit® 3D. En el Peugeot e-208, el cuadro de instrumentos muestra los flujos de energía del vehículo en la pantalla central, lo que permite entender el modo de funcionamiento del sistema de propulsión y detectar posibles incidencias.
Más allá de la información visual, el Peugeot i-Cockpit® es también una forma de concebir el interior del vehículo. El habitáculo forma un espacio envolvente alrededor de todos los ocupantes, mientras que los asientos delanteros conjugan un excelente confort con una sujeción perfecta.
En cuanto a las sensaciones, se han utilizado materiales agradables al tacto y se han cuidado especialmente las uniones entre los distintos elementos. Para asegurar una conducción confortable e intuitiva, los mandos táctiles se han situado en lugares óptimos en cuanto a ergonomía y facilidad de uso. El volante compacto asegura la máxima maniobrabilidad y convierte la conducción en una experiencia diferente. Al exigir una menor apertura de los brazos, se reduce la amplitud de los movimientos, lo que refuerza la rapidez y la agilidad del conductor, ofreciéndole además una posición más relajada.
El puesto de conducción ha sido, desde siempre, uno de los principales ejes de trabajo para los ingenieros de Peugeot, algo que no es de extrañar en una marca que ha convertido la experiencia a los mandos de sus distintos modelos en una de sus señas de identidad. Desde los años 30, la marca no ha dejado de investigar nuevas formas de configurar los principales mandos para lograr un manejo cómodo e intuitivo del vehículo.
Así, el Peugeot 402 desterró la palanca de cambios de su lugar habitual, trasladándola a la columna de dirección. De este modo, se lograba mayor espacio en la fila delantera con la comodidad de elegir la velocidad más adecuada sin necesidad de soltar el volante. Una innovación que “heredarían” modelos míticos de la posguerra, como los Peugeot 204, 304, 404 e, incluso, las primeras generaciones del 504, ya bien entrada la década de los 70.