¿Qué hace especial a un neumático de invierno?
Gran parte de España se ha visto colapsada por las nevadas provocadas por la tormenta Filomena, pero condiciones climatológicas similares a las que estamos viviendo estos días son lo normal en otros países del Norte de Europa.
Gran parte de España se ha visto colapsada por las nevadas provocadas por la tormenta Filomena, pero condiciones climatológicas similares a las que estamos viviendo estos días son lo normal en otros países del Norte de Europa. En ellos, los conductores siguen circulando con sus vehículos gracias a los neumáticos de invierno, así que hemos querido descubrir algunas de sus características que les permiten tener agarre incluso en las condiciones más extremas.
Se tiende a pensar que los neumáticos de invierno están específicamente diseñados para circular en condiciones extremas nieve, sin embargo, realmente son neumáticos para circular con frío. Su rendimiento es mejor que el de los neumáticos de verano en cualquier superficie con temperaturas inferiores a los 7ºC, temperaturas que fácilmente encontramos en los inviernos peninsulares.
Los neumáticos de invierno son aquellos que ofrecen un comportamiento óptimo por debajo de 7ºC. Están preparados para proporcionar mejor tracción, agarre, frenado, maniobrabilidad y resistencia al aquaplaning. Todos los neumáticos de invierno están marcados con la denominación M+S (Mud and Snow, es decir, barro y nieve) y además están marcados con el pictograma de una montaña de tres picos con un copo de nieve en su interior, lo cual significa que están testados en condiciones especiales de mucha nieve.
Resisten frente a las bajas temperaturas
La principal característica que define a los neumáticos de invierno es su capacidad para resistir a las bajas temperaturas. Normalmente, frente a las bajas temperaturas, el caucho de los neumáticos tiende a endurecerse, perdiendo así sus propiedades de agarre. Sometidos a temperaturas muy bajas y uso intenso, llegan a agrietarse e incluso a perder parte de su banda de rodadura. Sin embargo, en los neumáticos de invierno, la mezcla de goma que utilizan hace que el caucho sea mucho más flexible, permitiendo que resistan sin roturas y manteniendo propiedades de agarre a las bajas temperaturas.
Mejoran el agarre y la manejabilidad en nieve
Además del compuesto, lo que hace que estos neumáticos funcionen correctamente en nieve o hielo es el gran número de ranuras o micro surcos que tienen en la banda de rodadura.
Reducen la distancia de frenado
Los neumáticos marcados para invierno resisten mejor las deformaciones gracias a las coronas y bloques de hombro, esto se traduce en una mejora de las fuerzas de frenado y un mejor agarre, reduciendo así la distancia de frenado. Un neumático de invierno consigue reducir la distancia de frenado en 5 metros en superficie mojada en velocidades de 90 a 20km/h y hasta 11 metros en superficie con nieve a 30km/h en comparación con neumáticos de verano.
Resistencia al aquaplanning
En estos neumáticos, los surcos y las ranuras son hidrodinámicos, es decir son más profundos y están especialmente diseñados para favorecer la evacuación de agua Esto permite mejorar la tracción en el agua o incluso con la nieve derretida.
En España estamos acostumbrados a inviernos suaves y las situaciones extremas como la que hemos vivido los últimos días no son habituales. Sin embargo, los neumáticos de invierno no son los únicos indicados para conducir en condiciones de frío y nieve.
“En los últimos años hasta un 5% de los conductores españoles se han decantado por montar en sus vehículos neumáticos todo tiempo. Representan ya un porcentaje de ventas mayor que el de los neumáticos de invierno en nuestro país y estamos convencidos de que seguirá aumentando su penetración en un mercado como el nuestro porque son la mejor solución para tener prestaciones óptimas todo el año, incluso en situaciones tan extremas como las que estamos viviendo estos días”, señaló Héctor Ares, Manager de Comunicación de Goodyear España.