Automoción

Los talleres asturianos perderán 112 millones de euros de facturación con la electrificación del parque

Solera, experta en inteligencia del automóvil, estima que los negocios de reparación y mantenimiento en Asturias perderán 112 millones de euros de su facturación con la electrificación del parque, casi un 40% de sus ingresos, según el informe “La descarbonización de la posventa”. En plena lucha contra el cambio climático, las motorizaciones diésel y gasolina encaran una cuenta atrás que, al menos de acuerdo al recién aprobado Anteproyecto de Ley de Cambio Climático, tendría su horizonte en 2050 y abriría la puerta a la movilidad 100% eléctrica con el impacto que ello tendrá sobre la industria del automóvil y la posventa.

En concreto, si el sector de la posventa en Asturias factura actualmente 297,3 millones de euros, pasaría en 2050 a ingresar 184,7 millones porque los vehículos de combustión interna necesitan de una serie de mantenimientos preventivos que con el eléctrico desaparecen.

Un impacto que, por tanto, requiere de una transición progresiva, ordenada y realista. Y es que, si bien el Gobierno asturiano considera que Asturias está preparada para la movilidad eléctrica, tal y como ha afirmado esta mañana la directora general de Minería y Energía, Belarmina Díaz, en declaraciones recogidas por Europa Press, debe tener en cuenta que hay sectores afines al vehículo, como la posventa de automoción, que deben adaptar sus negocios a la nueva realidad del coche y tienen un largo camino por delante.

MENOS PIEZAS, MENOS INGRESOS

El informe de Solera atribuye la pérdida de ingresos de la posventa al hecho de que los vehículos de combustión integran 25 piezas y elementos que no se encuentran en los vehículos eléctricos, como son el aceite, filtros de aceite, correa de distribución, bujías, inyectores, escapes, etc., y que entre todos ellos superan los 15.000 euros. Una pérdida de ingresos que no se compensa con el “efecto batería” pues si bien es una pieza costosa -con un precio medio de más de 11.000 euros- tiene el hándicap de que el paso por boxes para cambiarla es cada diez años, una horquilla de tiempo mucho mayor que el requerido por las piezas de mecánica de un diésel o gasolina.

Esta transición del diésel/gasolina al eléctrico también tendrá su impacto en la mano de obra de los talleres asturianos. En el caso de un vehículo de combustión interna y a lo largo de un período de diez años, supone un coste de 3.429 euros por taller, una cifra que se reduce en el eléctrico un 86% hasta los 489 euros. Y es que el número de horas trabajadas se rebaja en un 90%, pues cambiar una batería es una labor que apenas requiere seis horas de trabajo.

LA ELECTRIFICACIÓN DEL PARQUE, UNA CUESTIÓN DE RITMO Y PRECIO

Por otro lado, el informe de Solera muestra que la electrificación total del parque español en los plazos previstos por la Administración es más un desiderátum que una realidad pues teniendo en cuenta que de los más de 26 millones de vehículos en circulación (turismo + todoterreno + comercial ligero) apenas el 0,1% son eléctricos.

Así, en una hipótesis en la que el 10% anual de las matriculaciones fueran de eléctricos se tardarían 172 años en lograr electrificar el parque al completo. En otra más idílica bajo el supuesto que desde este año solo se compraran eléctricos en España, se conseguiría este objetivo para 2036, es decir, cuatro años antes de lo previsto por el Gobierno.

En el caso particular de Asturias, el eléctrico apenas representa el 0,02% de los coches en circulación. Si hablamos del parque de eléctricos en España, con unas 20.000 unidades repartidas por toda la geografía nacional, apenas el 0,4% se localiza en suelo asturiano.

Para hacer viable el objetivo en tiempo y forma, sería necesario no sólo mejorar la autonomía de estos coches y la infraestructura de recarga, sino también hacer más competitivo el precio de venta, que actualmente es un hándicap para su democratización. Lo habitual es, salvo contadas excepciones, que haya que desembolsar de 25.000 euros para arriba si un conductor quiere “electrificar” su movilidad.

No son muchos por tanto los que puedan permitirse comprar un coche eléctrico. De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), sólo dos de cada diez hogares tienen una renta media de más de 2.500 euros mensuales, que son los que podrían pagar un coche de estas características. Y es que el eléctrico, por precio, es un Premium, un segmento que supone el 15% de las ventas.