jueves. 28.03.2024

Gerard de la Casa Ubach, 59 años, es sin ningún género de dudas uno de los pilotos no profesionales del sur de Europa con mayor número de seguidores. Los aficionados que lo aclaman en cada carrera son legión, algo que sólo sucede cuando la persona es por naturaleza cercana y asequible, espectacular al volante y generosa en el trato humano. En el Reino Unido sería un Gentleman Driver extraordinariamente polivalente, pero en las carreteras andorranas y de toda España es, simplemente, Gerard. Lleva 40 años compitiendo con coches y en carreras de todo tipo: rallyes, circuitos, velocidad sobre hielo, montaña e incluso autocross. De la Casa es incombustible y para muestra ahí van sus palabras…
Es verdad que la afición se porta muy bien conmigo, estoy impresionado por todos los mensajes que estas semanas me han hecho llegar mis seguidores. Les agradezco enormemente sus palabras, alguna vez me han emocionado de veras. En realidad llevo bastante tiempo sintiendo su cariño, esta última temporada han venido a las carreras gente que me traía cosas típicas de su tierra, alimentos, obsequios… una pasada. En el festival Trasmiera era el súmmum, espero regresar a Cantabria en la nueva prueba que organicen”.
A mediados de diciembre tuve una reunión con Abel Alguer, de Baporo, y ya desde la mañana de ese día no me encontré bien, luego por la noche fui al circuito de Andorra a probar el Mini-PCR y acabé realmente mal, estaba como griposo, me metí en la cama y a los dos días estaba peor. Fui al hospital, me hicieron análisis y pruebas… y no me dejaron salir: me operaron de urgencia de un tumor maligno en el intestino. Era el 18 de diciembre y pasé 28 días ingresado, ya que volvieron a operarme antes de final de año. Salí del hospital a mediados de enero en buen estado, pero muy débil y con un plan personalizado de 15 sesiones de quimioterapia por delante, de las que ya llevo 9. No me producen efectos secundarios y calculo que debería terminar sobre julio. Poco a poco voy recuperando peso, perdí casi 20 kilos. Descanso, camino y como cuatro veces al día, incluso meriendo. Estoy animado, la verdad”.
Debido a las consecuencias de la pandemia ha dado la impresión de que la temporada me haya esperado para que pudiera reincorporarme a las carreras. Volveré, pero antes debo estar en condiciones. Se ha hablado de un Porsche… en efecto, he estado pensando en un Porsche 991 GT3 Cup, pero dadas las circunstancias prefiero esperar y ver el nuevo 992 destinado a la Porsche Supercup. Es una máquina fiable y lo que me gusta de esta marca es que tiene un gran servicio detrás. Estoy contento del Córdoba y del Impreza pero para adquirir piezas es un problema, mientras que lo que precise de competición de un Porsche voy al concesionario de Andorra y en 48 horas lo tengo disponible. Es el coche ideal para un piloto privado”.
Al principio de mi carrera corrí varias temporadas en rallyes, me gustaban, pero con los años vi que la montaña era más adecuada para mí, no requiere tanto tiempo y es más factible de correr para alguien que no es profesional. Este año quiero celebrar cuando sea posible mis 60 años y los 40 en la competición. Debuté en 1980 con un R-5 Alpine francés en la subida nocturna al Port d’Envalira. Aquel mismo año tuve otros dos R-5, un Alpine grupo 2 y mi primer Turbo, de serie y 160 CV, blanco, precioso, un coche que me enamoró y del que tuve varios. Luego vino el Mercedes 190. De todos modos del coche del que guardo un mejor recuerdo es del BMW M3, una auténtica máquina de carreras, eficaz, rápida, muy exigente”.
También disfruté mucho de mi siguiente coche, el Escort RS Cosworth, al que siguió una Osella PA9/90-BMW que me vendió Pantxo Egozkue. Me costó adaptarme pero logré algún resultado muy bueno, como la victoria bajo la lluvia en Mont-Ventoux por delante de Bernard Chambérod. Pero tras visitar a Luis Martínez, que se dio un golpe muy gordo con una barqueta como la mía, decidí nada más salir del hospital dejar de correr con este tipo de aparatos

“Sentado ante mis coches viví el momento más feliz de los últimos tiempos”