lunes. 23.12.2024

El DS marcó un antes y un después en la historia del automóvil. Sus contemporáneos fueron muy conscientes de ello. En el propio Salón de París, los visitantes cerraron nada menos que 12.000 pedidos el mismo día de su presentación, mientras que la prensa especializada elogiaba unánimemente su diseño audaz y su comportamiento en carretera.

65 años después de su lanzamiento, el DS sigue siendo uno de los iconos del automóvil francés del siglo XX, sinónimo de glamour, lujo, diseño e innovación. Con su estilo único, elegante, dinámico y refinado, este automóvil excepcional ha sido el vehículo favorito de políticos, magnates, estrellas de cine... Su influencia técnica y estética sigue estando vigente.

Este vehículo revolucionario es fruto de la creatividad de dos personajes clave en la historia del automóvil: el ingeniero André Lefèvre y el diseñador y escultor Flaminio Bertoni, un tándem que ya puso su sello en modelos míticos desde los años 30. Con el DS, iban a trastocar, una vez más, el panorama automovilístico de su tiempo. Supieron fusionar tecnología y estética para crear una armonía perfecta en la que la línea y las formas eran un reflejo de las soluciones técnicas y de la obsesión por la aerodinámica y el confort, logrando conjugar funcionalidad con un diseño único y atractivo.

Si su diseño exterior sigue siendo único, el interior destaca por el cuidado por los detalles y su aire distintivo. Su salpicadero y su cuadro de instrumentos siguen siendo una auténtica obra de arte y un referente en ergonomía: el conductor puede acceder a todos los mandos del vehículo sin tener que soltar el volante en ningún momento. Las formas del techo, los montantes el parabrisas y las ventanillas sin marco están pensadas para aumentar al máximo la luminosidad y la sensación de espacio.

En su presentación al gran público, el DS sorprendió por la omnipresencia de la tecnología. La suspensión, la dirección o los frenos, fueron los elementos más destacados de un automóvil de leyenda. La suspensión hidroneumática se basa en la sustitución de los tradicionales muelles de amortiguación por esferas, cuya parte superior contiene un gas, en este caso nitrógeno, que asegura la flexibilidad de la suspensión, teniendo en cuenta los movimientos de las ruedas provocados por las irregularidades del firme. Este dispositivo dio al DS una ventaja considerable sobre sus competidores de la época, al ofrecer un comportamiento en carretera y un confort excepcionales. Una exclusividad que también aportada su innovadora dirección asistida. Su tecnología y su precisión eran sorprendentemente modernos para la época y siguen siendo comparables a las direcciones asistidas que vemos en los automóviles actuales.

Los frenos de disco, algo que sólo se había visto en las 24 Horas de Le Mans, se incorporan, de serie, en los frenos delanteros del DS desde su lanzamiento. Ligados a la dirección asistida hidráulica de alta presión, no sólo dan a este vehículo un gran confort de uso, sino también una excelente potencia de deceleración. Habrá que esperar a los años 60, para ver como los frenos de disco se popularizan, extendiéndose a turismos de gran difusión. Su generalización se producirá una década después.

Desde su lanzamiento, una de las grandes innovaciones tecnológicas del DS fue la caja de cambios hidráulica. Accionada por una pequeña palanca situada en la parte superior de la columna de dirección, permitía pasar las cuatro velocidades y la marcha atrás con movimientos muy cortos, además de poner en marcha el motor. La desaparición del pedal del embrague ofreció un confort de conducción nunca visto, mientras que la hidráulica permitía cambiar de marchas con una gran suavidad.

 

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