Por segunda vez, en tan solo dos meses, el joven finlandés, Kalle Rovanpera, se ha adjudicado una nueva victoria con tan solo 20 años, demostrando una maestría y un temple impropio de su edad, pero que ha dejado tocados a todos sus rivales, mientras la representación española pasó por las montañas griegas con más pena que gloria.
NUEVOS TIEMPOS…
Si bien la base militar de Lamia, era ya una vieja conocida de todos, como centro neurálgico de la prueba, los tramos recibían un profundo lavado de cara que les alejaba un tanto de aquellos duros y pedregosos caminos que todos recordábamos, bien es verdad que las intensas lluvias de días precedentes le añadieron un plus de dificultad.
PRIMERA ETAPA…
Tras un tramo de pruebas marcado por una lluvia inusual por estas latitudes, donde Kalle Rovanpera se hacía con el mejor crono, la prueba se dirigía a la capital Atenas para celebrar la ceremonia de salida a los mismos pies del Acrópolis y, posteriormente, una multitudinaria Súper Especial, en pleno corazón de la ciudad, en la plaza de Sintagma, donde Sebastien Ogier encabezaba el trio de Toyota que marcaban los mejores tiempos, mientras el resto se lo tomaba con calma.
Una vez finalizada esta prueba, los coches entraban en parque cerrado y dormían allí, para al día siguiente disputar los tramos que bordean el canal de Corinto y la ciudad de Loutraki, antes de regresar a Lamia, sin asistencias.
Desde las primeras pasadas, dos de los mayores rivales de Ogier se quedaban sin opciones de luchar por nada, ya que Evans sufría una grave avería con el cambio y Thierry Neuville rompía una vez más, las suspensiones al golpear una piedra.
Así las cosas y con los dos fuera de juego, Rovanpera se subía al liderato, una posición que ya no abandono hasta el final, aunque Ogier y Ott Tanak se mantuvieron en la pelea, los tres separados por tan solo 4 segundos, con Sordo a casi medio minuto y los Fiesta en la estela del minuto.
SEGUNDA ETAPA…
La segunda etapa regresaba a los tramos míticos por las montañas del Parnasso, aunque contrariamente a lo sucedido en otras ocasiones, apenas decidía nada, tan solo destacar el altísimo ritmo de Ravanpera que, enseguida le llevó a despegarse de Tanak y el conservadurismo de Ogier, pensando más en el campeonato que en el rallye y, la recuperación de Evans y Neuville, que ascendían a zona de puntos, mientras Sordo y los Ford se instalaban en zona de nadie, sin ningún tipo de opción, tan solo esperar los abandonos del resto.
TERCERA ETAPA…
A pesar de que el último día se disputaba el tramo más largo del rallye, lo cierto es que las diferencias eran ya notorias y todo estaba prácticamente decidido, así que la Power Stage consagraba a Rovanpera que volvía a imponerse, mientras Tanak conseguía la segunda posición final y Ogier la tercera, algo que le dejaba con las opciones de su octavo titulo, a tiro de piedra.
En WRC2 sería finalmente Andreas Mikkelsen (Fabia Evo), el que se imponía a su compañero de equipo, Marco Bulaccia, tras una durísima pelea, y en WRC3, Kajetan Kajetanowizc (Fabia Evo) se proclamaba como vencedor, toda vez que el líder Yohan Rossel, era descalificado por irregularidades en el Citroën.
El otro español Miguel Díaz Aboitz copilotado por Diego Sanjuán, tuvieron un rallye aciago ya que, a la rotura de la palanca de cambios, hubo que añadir la rotura de la dirección, tras un impacto con una piedra, reenganchándose y finalizando en el puesto 35 de la general, con su Skoda Evo.
Fotos y texto: Luis Eiriz