El automovilismo asturiano vuelve a recuperar todo un personaje como es Angel Luis Puig, más conocido como “Gebo”, un ovetense que con 55 años retorna a la competición después de que su hijo se iniciase en las carreras.
Gebo, como le gusta que le llamen desde pequeño, es profesionalmente comercial y entre sus aficiones se encuentra el esquí. Como vehículo de calle tiene un Skoda pero debido al volumen de los muestrarios, habitualmente se le puede ver con un furgón.
¿Te cuidas físicamente?
No mucho, gimnasia y esto no hago porque considero que con la actividad que tengo que es mover maletas es suficiente, lo que más me gustaría sería andar, pero no tengo mucha compañía para hacerlo.
¿Cómo te iniciaste en el automovilismo?
Me inicié por tradición familiar, mi padre nos llevó a alguna carrera y enseguida mi hermano José Mª empezó a correr con un 850 que preparó, y le seguía. Debuté en una Subida a la Manzaneda en 1972, con un Renault Alpine.
Trayectoria hasta el momento.
Tenía 20 años cuando empecé, sin muchos medios y con unos coches relativamente modestos para aquellas épocas. En aquella época corría la gente un poco por esnobismo, como Julio Gargallo o Carlos Fdez.-Miranda, y luego había un serie de gente trabajadora como yo, y otras personas. Entonces corrías con lo que se podía. Las cosas fueron evolucionando un poco y me compré un Simca Rallye, aprovechando que mi hermano José Mª tenía otro, y él en aquellos momentos disfrutaba de una posición buena. Recuerdo que para ir rápido yo aprovechaba los amortiguadores y las ruedas que él dejaba, entonces mi coche iba de maravilla, y hasta lo ganaba. Esa época finalizaría en el 73 aproximadamente, entonces lo deje 2 o 3 años y volvimos a la carga con un 1430 FL 2000, que realmente fue el coche que más satisfacciones nos dió, fue una verdadera maravilla, y era irrompible. Acabó la época del FL que sería el año 81, y se me puso en el camino adquirir un R5 Turbo, según había ganado con Ragnotti el Rallye de Montecarlo, entonces traté de conseguir uno, en España no lo conseguí, porque llame a Renault y me dijo Bernard Tramont que no tenía mucho palmarés y de los 8 coches que vendrían para España ninguno iba a ser para mi, pero como yo soy muy cabezota cogí a mi mujer y nos fuimos para Francia, y en el primer concesionario encargamos uno y no hubo ningún problema, simplemente pagar..., y el coche estuvo en España debutando con él en 1981 en un Príncipe de Asturias. Con este coche estuve tres años, fue un auténtico quebradero de cabeza, hasta que finalmente me deshice de él. Como parte de aquel cambio realizado con el gallego Carlos Piñeiro, me quedé con un Opel Manta 2000, acabando esta etapa de mi vida deportiva en el año 83 aproximadamente.
¿Con qué medios contabas en la primera carrera?
Con pocos, yo quise casarme y me puse a trabajar, entonces en el año 71 era muy fácil encontrar empleo, no como ahora, desgraciadamente, y lo hice repartiendo yogures en Danone, con un horario de 6,30 de la mañana a 4 de la tarde. Comía un bocadillo y por la tarde cogía otra furgoneta para repartir coloniales, y ese dinero era el que iba dedicado al automovilismo, ya que siempre ha sido como un extra, sacado de un poco más de trabajo, no de lo básico para casa.
¿Has realizado algún curso de conducción?
No, nunca. Trabajando hago 100.000 km. al año y nunca he tenido ningún accidente y creo que de alguna manera esto ha sido precisamente gracias a las carreras.
¿Esta tercera época de tu reencuentro con el automovilismo, porque viene motivado y hasta donde pretendes llegar?
Es muy ilusionante para mi, estoy como un chiquillo con zapatos nuevos. Yo dejé las carreras en el 83, y desde entonces no iba a ellas, porque, a mi el automovilismo es lo que más me gusta, pero tenía que dejarlo ya que no puede ser para siempre, y simplemente por una envidia sana no iba. Pero llegó un momento en que mi hijo se decidió a empezar con el 600 y me reencontré con ello, me encontraba muy bien en la carpa y haciéndole la asistencia. Las cosas vienen ahora bastante rodadas y me hacía mucha ilusión coincidir con él en una asistencia, coincidir con él corriendo con un coche más o menos digno, y ha sido en este momento cuando he tenido la oportunidad, el coche estaba en casa, lo hemos preparado con mucha ilusión. En cuanto a donde quiero llegar, simplemente quiero divertirme, quiero ir un poco rápido también, la verdad, pero sobre todo divertirme y hacer amigos
¿A cuántas puertas has llamado solicitando patrocinio?
A ninguna, nunca he llamado a ninguna puerta, nunca he tenido ningún apoyo, tampoco lo hemos pedido, siempre nos hemos defendido por nosotros mismos. Si que en esta última época de mi hijo he acudido a las casas comerciales que representamos, y les hemos presionado para que de alguna manera nos ayuden y lo hemos conseguido.
¿Conservas alguno de los anteriores vehículos?
Lamentablemente no, pero he tenido coches que en estos momentos serían vehículos muy bonitos.
¿Qué coche te gustaría pilotar?
Un BMW tracción trasera, no hace falta que fuera el M3, o el E30, de los que traía Riera antiguamente.
De todas las pruebas en las que has participado ¿cuál es la que te trae mejores recuerdos?
Los rallyes de la Manzana y también los rallyes de Llanes, se desarrollaban al lado de casa, era zona conocida y me gustaban muchísimo los tramos. Hemos protagonizado algunas veces grandes remontadas y siempre nos hemos clasificado bien, en cambio en el Príncipe de Asturias creo que solo cuando debuté en el año 72, que corrían 100 coches, fue el único que logré acabar.
¿Y peores?
Como digo, yo creo que el Príncipe de Asturias y un tramo de este rallye que yo creo que nunca lo he pasado que ha sido Moandi.
¿Recuerdas alguna anécdota?
Yo era muy joven, andaba por toda España con el Simca, metíamos las maletas de los muestrarios y luego el fin de semana corríamos con él. Teníamos grandes amigos, a lo mejor yo estaba en un hotel y por ejemplo los Arce, de Cangas del Narcea, corrían la Copa TS y los hijos del alcalde a lo mejor estaban de tienda de campaña en la Aparecida y yo que tenía hotel en Santander, a lo mejor me iba con mi mujer a su tienda de campaña, total que estábamos entrenando la Bien Aparecida, haces un receso, te instalas en una curva y ves a dos coches pasar, tienes aparcado allí el Simca y se acerca un aficionado y mira el coche, y dice: ¡que bonito está el coche, pero estas mal calzado!, entonces yo le dije: ¡no pero es que mañana pongo playeros!.
¿El automovilismo te ha proporcionado buenos amigos?
Si, buenos amigos y momentos muy agradables, ahora mismo también, aunque la gente se relaciona tal vez un poco menos. Antes al entrenar juntos y estar 2 ó 3 días hospedados en el mismo sitio, nos comentábamos las notas y las dificultades que podían tener los tramos. Yo creo que ahora la gente actúa un poco mas de "tapadillo" .
¿Cuál ha sido la situación que menos te ha gustado?
La época del R5 Turbo no fue muy buena deportivamente, el coche no me dio muchas satisfacciones.
¿Cuándo empiezas una carrera llevas un planteamiento previo o improvisas sobre la marcha?
Mi mujer y yo entrenábamos una cosa normal, 4 ó 5 pasadas por tramo, y el planteamiento, cuando yo tuve un coche competitivo, fue salir con unas ilusiones muy grandes, éstas se truncaron cuando llegué a meta en un rallye de Gijón, y no salí a la demostración de las Mestas porque me sentí un poco frustrado, ya que había quedado el 6º y el coche daba más de si. Era la primera carrera también y llevaba una caja de cambios especial, una "Colotti", entonces al no haberme clasificado muy bien para lo que yo tenía pensado, me disgusté, a partir de entonces dije que para mi el automovilismo era pura diversión y me importaba muy poco la clasificación. El planteamiento más importante era llegar a casa con el coche entero y divertirnos, creo que eso lo hemos conseguido con creces.
¿Qué copilotos has tenido durante toda esa época?
Empezó mi hermano Ramón, que también compitió algunas veces cuando nosotros empezamos en el automovilismo, y al cabo de poco tiempo por motivos laborales lo tuvo que dejar, y empezó mi mujer que es con la que más a gusto he ido siempre. Ella no tenía tradición automovilística pero ha sido muy buena copiloto.
Esporádicamente, por alguna circunstancia, cuando los chiquillos eran excesivamente pequeños, he salido con gente que me ha llevado muy bien, pero yo tampoco me sentía a gusto porque recuerdo un Príncipe de Asturias que iba 4º y abandoné en el último tramo con el Simca Rallye, y donde el copiloto me llevaba a muerte, y me decía: ¡pisa cabrón!. La verdad no me gusta, prefiero ir a mi manera y que no me fustiguen.
Marisol hizo muchos rallyes conmigo, 50 ó 60 y sólo una vez hemos penalizado.
¿Cuántas pasadas de reconocimiento necesitabas dar a un tramo cronometrado?
Cuatro pasadas, las mismas que di en el tramo de Navelgas hace poco.
¿Qué prefieres las pruebas largas o cortas?
Las largas, 20 kilómetros, para mi es un tramo ideal.
¿Qué tramo te gusta más?
Labra y Miravalles, creo que se parecen bastante, los dos son muy emboscados, son muy ciegos y tienen mucha carretera debajo de la maleza, me encantan.
¿Y menos?
La Collada de Moandi.
¿En caso de abandonar una carrera, cuando prefieres hacerlo al principio o al final?
No me lo he planteado nunca, no lo sé.
¿Te gustaba la noche para correr?
Mucho, lo que más.
¿Y el agua y la niebla?
El agua nos gusta a todos menos, aunque tampoco iba mal. La niebla mucho, he hecho grandes rallyes con niebla, con el Simca que era un coche poco potente, y me colocaba detrás de los equipos oficiales, de Pavón (piloto oficial de Renault), de Cañellas…
¿Te preocupa que te doblen en un tramo cronometrado?
No sucedió, pero me moriría de vergüenza.
¿Te asusta el público en las cunetas?
En la última etapa de automovilismo, con el R5 Turbo, me daba mucho miedo pasar por determinados tramos como la cumbre de la Faya de los Lobos o bajar el Fito.
¿Qué ambiente encuentras con el resto de participantes?
Yo creo que la gente, sin faltar el respeto a nadie, eran más entendidos antes. Iban menos, salvo a determinadas pruebas, ahora la gente va como de fiesta, van a los tramos de los rallyes que empiezan a las 9 de la mañana recién salidos de las discotecas dando un espectáculo bastante lamentable en algunos momentos.
¿Y entre los participantes?
Bueno, yo me relaciono con los de arriba y con los últimos dorsales, y es bueno. Si tengo que tratar con alguien y tengo que escoger lo hago con los últimos dorsales.
¿Alguna vez en carrera has necesitado algo y al pedírselo a uno de los participantes te lo negó?
Siempre que he pedido cosas me las han dejado y siempre que han necesitado cosas de mi, con coche abandonado o que yo las tenga en el furgón, sabe todo el mundo siendo normal, que tiene las puertas abiertas.
Cuando el 5 Turbo, Renault no me facilitó información, entonces yo tenía que ir arreglándome, pero también tuvieron ellos su momento. Recuerdo que el segundo rallye que corrieron era un Santander (Campeonato de España), y Genito Ortiz era en aquellos momentos piloto oficial de Renault, accidentó el coche entrenando y entonces llamaron al taller donde yo reparaba y estaba el coche para pedirme unas piezas, tuve a buen gusto negárselas, y no pudieron salir en ese rallye.
¿Reclamarías o has reclamado a otro participante?
Nunca.
¿Has tenido alguna salida de carretera en la que e hayas hecho daño?
No, simplemente regresando de un rallye del Ferrol con el R5 Turbo, el cual abandoné por la junta de culata, me quedé dormido y me salí con el remolque y el coche de trabajar en la curva de Serantes, en la zona de Luarca, lo deshice todo, lloraba como un niño.
¿Quién te hace o te hacía las asistencias?
Antes llevaba hasta dos mecánicos, me la hacía Fredimo y José Palacios, iban con hotel y con gastos pagados, ahora van amigos y echamos en falta a un mecánico profesional, sobre todo para el coche de Luis Alberto, no lo encontramos, y el taller donde preparamos, ni se lo he planteado pero lo necesitamos.
¿Qué cambiarías en el automovilismo?
Primero, odio las guerras, cambiaría el sistema de premios, trataría de hacer un automovilismo desde una base más económica, tal vez no daría premios para rebajar las inscripciones. La gente creo que corre por unos trofeos, por un recuerdo, porque el que no corra por eso lo tiene crudo.
¿Qué opinión te merece la Federación?
No piensan demasiado en los pilotos, creo que piensan en los cargos.
¿Qué opina tu familia de esta afición?
Mi mujer fue la copiloto, ahora mis hijos son mayores, tengo dos nietos, el chiquillo va con funda. El otro día en Navelgas si estaba en el Subaru ponía la gorra de Subaru, si iba al Mitsubishi ponía la gorra de Mitsubishi, tenía un gran dilema, solo sabe de coches, tiene 6 años y es un acérrimo de los coches.
¿Y en el trabajo?
Somos autónomos y es una ventaja total, pero somos una gente responsable y antes es el trabajo, pero si que podemos perder un día o dos, no pasa nada, aunque luego lo compensas.
¿Conservas los trofeos?
Hice una selección, casi salgo yo con los que fueron al contenedor, porque me parecía que eran muchos y estaban muy deteriorados, la verdad es que hice una selección y ahora me están cargando los del chico.
¿Te queda algún proyecto que hubieras querido hacer y no has podido?
La verdad que no, porque en la época más intensa he corrido muchos rallyes de Campeonato de España, he corrido en Madrid, el de Baviera, el Salimar, La Coruña, Santander…, para que más. Nunca fue prioritario.
¿Hay alguna persona de la que hayas recibido un apoyo especial?
De muchos, pero de nadie en particular.
¿Que diferencia básica encuentras entre el automovilismo que se hacía hace 20 años con el que se hace ahora?
Yo creo que ahora la gente va mucho más de profesional, antes te arreglabas con menos cosas. Ahora con coches muy modestos hablan de compuestos de neumáticos y que cambian de éstos, o en las fórmulas de promoción cuando dicen que cambian ruedas cada dos tramos. Yo no he cambiado nunca ruedas cada dos tramos, hacía el Príncipe con coches muy potentes y a lo mejor gastaba dos juegos. Me parece que no hay economía que lo aguante.
Un consejo para los que empiezan
Sobre todo que lo tomen como una afición, que es muy difícil llegar a ser profesional de esto, a no ser que seas millonario, y que salga un Fernando Alonso o un Carlos Sainz es una aguja en un pajar.