La estrella llegó de blanco. Cuando la 64 edición del Salón del Automóvil de París abrió sus puertas en otoño de 1978, los aficionados a los coches deportivos tenían un objetivo claro: la exposición de BMW Motorsport GmbH. Allí podían admirar el nuevo modelo, extremadamente dinámico y extraordinariamente bajo que dejaba muy claro a simple vista cuál era el deportivo alemán más rápido en la carretera: el BMW M1, que con 1.140 milímetros de altura y 204 kW (277 CV) de potencia, alcanzaba una velocidad de más de 260 km/h. "Todo el mundo se agolpaba alrededor del nuevo deportivo de BMW con motor central", escribió la prensa. Y: "la lista de pedidos es mayor que las expectativas más optimistas”.
El deportivo, con un diseño atemporal y una gran tradición en el deporte del motor, es uno de los hitos de la herencia de la compañía. Diez años antes, el BMW 2800 CS ya había entrado en la era de los “grandes coupés”. Estos modelos representaron definitivamente su época, tanto en la carretera como en el circuito.
La característica común del BMW M1 y de los grandes coupés de la marca es su armonía característica, que combina estilo y deportividad. El estilo de la carrocería, obra del diseñador italiano Giorgio Giugiaro, dio al BMW M1, con solo 1.140 mm de altura, un perfil italiano.
La intención fue que el nuevo coupé tuviera claramente ese diseño italiano tan especial. Se diseñó sobre la base del BMW turbo con puertas de "alas de gaviota", un prototipo con turbocompresor creado en 1972 por el diseñador de BMW Paul Bracq. Partiendo desde este diseño, con sus líneas redondeadas, Giorgio Giugiaro creó el perfil afilado del M1, con sus peculiares y rasgadas aristas y esquinas.
De hecho, Bracq y Giugiaro ya habían colaborado antes para crear el BMW Serie 6 Coupé. Por contraste, el motor de seis cilindros en línea del vehículo fue una obra maestra de Múnich. Al igual que el concepto del vehículo, la tecnología de transmisión se diseñó para dominar los retos del circuito y cumplir los requisitos para obtener la licencia como vehículo para carretera.
La versión ‘de calle’ del M1 era el deportivo alemán más veloz. La serie Procar proporcionó parte del programa para las carreras del Campeonato Mundial de Fórmula 1, y el M1 se colocó en la línea de salida con un motor de hasta 490 CV. La turbocompresión aumentó la potencia a 850-950 CV para carreras conforme a las normas del Grupo 5.
El M1 no sólo fue un coche deportivo y de carreras extraordinario, de la misma manera también fue una singular obra de arte. En 1979, el ídolo del pop art mundialmente famoso Andy Warhol trabajó sobre un M1 listo para competir, usando sus pinceles y pintura para convertir al M1 en una de las obras de arte más rápidas del mundo.
Ese fue el cuarto Art Car de BMW, una serie de ejecuciones artísticas basadas en diferentes modelos de BMW. Warhol fue el primer artista en pintar la carrocería del coche directamente con los potentes trazos de su pincel: "Pero el coche es mejor que el arte", se dijo a sí mismo Warhol más tarde en un comentario bastante ácido.
Con el número 76, el M1 Art Car luchó por el título en Le Mans a lo largo de las 24 horas completas, terminando finalmente la carrera en sexto lugar.