Con 75 años de historia, que son los que se lleva disputando la Fórmula 1 moderna, es imposible que no tengamos la sensación de “déjà vu” en algún momento. Es más, esos recuerdos y esa sensación de revivir el pasado se da a veces con los mismos protagonistas, y sin que necesariamente hayan pasado tres o cuatro décadas en el tiempo. En 2007 McLaren tenía el mejor coche de la parrilla, y aunque en marzo no se suponía que esto fuera así, a lo largo de la temporada se vio que también contaba con la mejor pareja de pilotos del campeonato. La dupla de Fernando Alonso y Lewis Hamilton está sin duda entre las tres o cuatro mejores que este certamen ha visto. Pues con todo eso, el título de pilotos se lo llevó Kimi Raikkonen, el mismo que este fin de semana paseó por el box de Sauber. Para colmo de males, el título de constructores también les fue arrebatado posteriormente en los despachos por el famoso espionaje a Ferrari. Bien, pues diecisiete años después vamos camino de repetir el desastre.
Si uno analiza la carrera profesional de Ron Dennis en McLaren se dará cuenta de que fue capaz de llevar a la escudería a lo más alto del campeonato en los años de Niki Lauda, Alain Prost, Ayrton Senna, y Mika Hakkinen, para luego hundirlos en lo más bajo con la exclusión del 2007, y para finalmente despedirse en 2008 con el primer entorchado de Hamilton. Por su parte, Zack Brown no ha recorrido, haciendo paralelismos con los rallyes, ni el tramo de enlace a la primera especial de la primera carrera que disputó el obseso y cuadriculado dirigente de los 80 y 90 de Woking, pero hemos dicho varias veces que apunta maneras.
Ha sacado a los de Woking del ostracismo y ha sabido reunir en sus filas a un equipo de pilotos e ingenieros capaces de poner en la parrilla el mejor coche del campeonato, y eso partiendo de la nada. Sin embargo, a Brown le falta aún la guinda del pastel, esos detalles que hacen que un equipo aplaste a sus rivales sin miramiento y sea dueño y señor del campeonato del mundo. Vamos, iniciar uno de esos ciclos de dominio que hemos vivido a lo largo de estos 75 años en los que nadie tose al mejor monoplaza de la parrilla.
Lo vivido en Italia es buena muestra de lo que estamos comentando. Las nefastas decisiones que tomaron desde el muro y desde los dos cockpit Lando Norris y Oscar Piastri llevaron a los de Woking a perder una carrera que siempre debería de haber sido suya. Si escudriñamos todos los hitos de la cita de Monza vemos que fue un despropósito de todos los implicados.
Hemos dicho muchas veces que, si nos ponemos de parte del aficionado, que al final es como nos consideramos, somos proclives a la libertad de que dos pilotos puedan luchar por la victoria dentro de un mismo equipo. Pero también, otras tantas veces, hemos afirmado que esto no es un deporte individual por mucho que la gente de la calle lo entienda así. En la Fórmula 1 tenemos dos campeonatos del mundo cada año, el de pilotos y el de constructores, y el segundo es mucho más importante, principalmente porque es el que otorga una parte importante de la financiación de los equipos.
Con quince pruebas disputadas todos tenemos claro que Lando Norris es aspirante al título, y que para que lo sea Oscar Piastri debe de ocurrir una hecatombe en McLaren y en Red Bull. Y eso que el australiano está llamado a ser uno de los grandes en un futuro a corto plazo porque ha demostrado en su segunda temporada en el gran circo que tiene talento de sobra para pelear por ello, pero esto ha de ser en su momento. Este año ya se había llevado el triunfo en Hungría y con eso debería de haberse sentido satisfecho, pero no ha sido así.
Y el problema no es que el pupilo de Mark Webber tenga un hambre de triunfos descomunal porque eso es algo inherente a los grandes pilotos, aquellos que no se sacian con las migajas. El problema real es que no tiene un jefe que le ponga en su sitio y que, sobre todo, mire por los intereses del equipo. No diríamos lo mismo si ambos estuviesen igualados en el mundial y hubiese dudas de cual fuera el caballo al que había que apostar para arrebatar el cetro a Verstappen. A estas alturas no hay duda de que el camino corto para llegar a ese fin soñado de alzarse con la ruleta del mundial es el de poner todas las fichas en el 4.
Por eso, el ataque que realiza Piastri a su compañero en la segunda variante de Monza en el inicio del gran premio no tiene sentido ninguno. No había nada que ganar puesto que McLaren ya tenía primero y segundo a sus dos pilotos, y encima colocados en el orden que deben acabar para restar más puntos al hijo de Jos, y sin embargo sí que había mucho que perder, porque un toque entre ambos hubiera significado una catástrofe sin igual.
Por si fuera poco, desde el muro no condenaron la acción, si no que alentaron a sus pilotos para que lucharan entre ellos, eso sí, bajo unas normas internas que denominaron por la radio como “Papaya rules”, o sea, reglas papaya, que es el color de sus monoplazas. Vamos, un guión de lo absurdo digno del gran Gila. Pero claro, la capacidad de sorprendernos de McLaren este año es infinita, y la cosa no acabó ahí.
Ese tipo de barrabasadas desde el muro eran típicas estos últimos años desde el que va pintado de rojo. Los de Maranello se han encumbrado en los últimos campeonatos como los reyes de lo absurdo, y no será porque no han llevado palos por ello. Pues alguien debe de haber convencido a Brown que para ser los mejores también hay que ser el primero en este apartado, y no contentos con no haber establecido una jerarquía entre los pilotos se han empeñado en que sean ellos los que tomen las decisiones y no los ingenieros del muro, que cuentan con decenas de analistas de apoyo desde el fondo de su box y también en línea desde Woking.
No tiene sentido alguno que los dos monoplazas entren en las vueltas 32 y 38 a montar un segundo juego de gomas porque ambos pilotos no se sienten cómodos de cara a llegar al final de la carrera. Probablemente fuese lo que decían los ordenadores, pero tiene que haber una persona con autoridad que diversifique el riesgo, sobre todo cuando tienes a un piloto liderando la carrera.
El domingo tuve la misma sensación en el cuerpo que cuando en 2010 Fernando Alonso y Ferrari decidieron copiar la estrategia de Webber en lugar de protegerse de Sebastian Vettel en la última carrera de Abu Dhabi. Era algo que caía de cajón, algo que sin los miles de datos que tienen los ingenieros parecía claro y cristalino, y a la postre se demostró que fue un error que privó al asturiano de su ansiado tercer mundial, por mucho que todos atribuyeran a Vitaly Petrov el demérito del fiasco.
En Monza sentimos lo mismo con ese segundo paso por el pit lane de Piastri. Suponía poner en una bandeja de plata el triunfo a Charles Leclerc. Los de Maranello sabían que había que jugársela a no volver a poner gomas nuevas y alargar hasta el infinito las que llevaban. Es algo que Carlos Sainz ya había hecho con anterioridad y el resultado había sido muy bueno.
Se le puede echar la culpa a Piastri de haber tomado la decisión errónea, pero no debió de ser él el que decidiese qué había que hacer. El piloto debe ser el encargado de transmitir sus sensaciones a los ingenieros. Esos detalles que los más de doscientos sensores que lleva el monoplaza no pueden explicar. Pero con todo eso, debe ser la gente del muro la que, con una visión global, marque la estrategia.
La de Monza ha supuesto para Norris la séptima carrera sin victoria, algo para hacérselo mirar. No tengo la más mínima duda que tanto él como su equipo son conscientes de que la han liado parda varias veces este año y que lo de este domingo ha sido para apuntar en los libros de historia, pero de lo que no estoy tan seguro es de que hayan aprendido que es lo que tienen que hacer para lograr el mundial.
Sobre todo, cuando con ocho carreras pendientes aún, ahora nos vamos a dos circuitos en los que quien probablemente parte con más opciones son los Ferrari, no solo por el rendimiento de su SF-24, si no por cómo se adapta Leclerc a Baku, y Sainz a Singapur. Vamos, justo el clavo ardiendo al que quiere y puede agarrarse Verstappen para salvar la temporada. Parece imposible que Red Bull la salve, pero el neerlandés aún puede plantar cara si consigue que otros equipos se cuelen en el podio por delante de los McLaren. Ese será otro punto para estudiar a fondo en otro billete, el declive que hemos visto este año en los de Milton Keynes y del que ya hablamos en profundidad la semana pasada.
Este tenía que haber sido un billete diferente puesto que, antes de sentarme a escribir, la idea era ahondar en el análisis de los jóvenes que están llegando a la parrilla y los que ya está confirmados que lo harán el año que viene, principalmente porque algún amigo quedó asustado con lo que escribimos la semana pasada de Franco Colapinto, pero el desastre de McLaren ha podido más en mi teclado. Habrá que esperar a otra carrera, que para eso restan ocho, pero les adelanto que analizados uno a uno los que deben tomar el relevo de los actuales pilotos, no nos extrañaría que alguno siga el ejemplo de Alonso y se perpetúe en la parrilla, porque no parece que los que vienen vayan a tener talento suficiente como para jubilarlos.
Por cierto, ya que mencionamos al asturiano, parece que empieza a haber nubarrones sobre Silverstone. Alonso ya no se esconde cuando habla del rendimiento de su Aston Martin, y ha arrancado ya los ventiladores. Obviamente en un grado menor que en anteriores ocasiones, y si no recuerden lo del “GP2 engine” de Honda. Quizás la más que inminente llegada de Adrian Newey, según todos los mentideros del paddock, ha suavizado las formas, pero el bicampeón sabe que nada es eterno y que probablemente esta sea su última bala, con lo que no está nada entusiasmado con volver al pozo del 2015, 16 y 17, y por el momento, van camino de ello por muchos fichajes que haya hecho papa Stroll.
@luismanuelreyes
CARRERA
1.-Charles Leclerc (Ferrari) 53 - 1:14'40.727
2.-Oscar Piastri (McLaren/Mercedes) 53 - 1:14'43.391
3.-Lando Norris (McLaren/Mercedes) 53 - 1:14'46.880
4.-Carlos Sainz (Ferrari) 53 - 1:14'56.348
5.-Lewis Hamilton (Mercedes) 53 - 1:15'03.547
6.-Max Verstappen (Red Bull/Honda RBPT) 53 - 1:15'18.659
7.-George Russell (Mercedes) 53 - 1:15'20.442
8.-Sergio Pérez (Red Bull/Honda RBPT) 53 - 1:15'34.875
9.-Alexander Albon (Williams/Mercedes) 53 - 1:15'48.183
10.-Kevin Magnussen (Haas/Ferrari) 53 - 1:15'49.029
11.-Fernando Alonso (Aston Martin/Mercedes) 53 - 1:15'49.222
12.-Franco Colapinto (Williams/Mercedes) 53 - 1:16'02.035
13.-Daniel Ricciardo (RB/Honda RBPT) 53 - 1:16'14.179
14.-Esteban Ocon (Alpine/Renault) 52 - 1:14'53.386 - 1 vuelta
15.-Pierre Gasly (Alpine/Renault) 52 - 1:14'59.071 - 1 vuelta
16.-Valtteri Bottas (Sauber/Ferrari) 52 - 1:15'07.938 - 1 vuelta
17.-Nico Hülkenberg (Haas/Ferrari) 52 - 1:15'11.597 - 1 vuelta
18.-Zhou Guanyu (Sauber/Ferrari) 52 - 1:15'20.782 - 1 vuelta
19.-Lance Stroll (Aston Martin/Mercedes) 52 - 1:15'24.235 - 1 vuelta
Yuki Tsunoda (RB/Honda RBPT) 7 - 10'36.669 - Retirado