lunes. 23.12.2024
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Lanzado con el difícil reto de sustituir a un auténtico mito como el Fiat 600, el Fiat 850 superó el desafío con éxito, no sólo con su variante compacta de cuatro puertas sino también por sus versiones más deportivas, como el Fiat 850 Coupé y el Fiat 850 Spider, que se han convertido en piezas codiciadas por los coleccionistas. Este modelo llegó a ofrecer una carrocería minibús familiar: el Fiat 850 T.

Con una configuración, común a mediados del siglo XX, en la que la propulsión trasera estaba respaldada por un motor ubicado en la zaga, el Fiat 850 destacó por su gran aprovechamiento del espacio interior: en 3,575 metros de longitud y una distancia entre ejes similar a la de su antecesor, podía acoger cómodamente a dos adultos y tres niños además de ofrecer un amplio maletero en la parte delantera.

Deportivas, divertidas y fáciles de conducir, las versiones deportivas Coupé y Spider del Fiat 850 ofrecían sensaciones dinámicas y un diseño espectacular, con motorizaciones capaces de sacar el máximo partido al bajo peso de este modelo que, dependiendo de acabados y carrocerías, oscilaba entre los 670 Kg y los 725 kg.

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En mayo de 1964, se presentó el Fiat 850, una berlina compacta de cuatro puertas que tenía ante sí el objetivo de sustituir al mítico Fiat 600 en la gama de la marca. Con un diseño firmado, como su antecesor, por Dante Giacosa, pronto encontró un público entusiasta. Los 2,3 millones de unidades vendidas hasta 1973 son la mejor demostración de su éxito en Italia y en el resto de los mercados, entre ellos el estadounidense, en el que se comercializó en su versión convencional y en sus aclamadas carrocerías Coupé y Spider.

Como los Fiat 500 y 600, el Fiat 850 recurrió a una estructura “todo atrás”, con un motor situado longitudinalmente en la zaga y propulsión trasera. Sin embargo, su arquitectura interior lo convertía en un vehículo más confortable y espacioso que sus ilustres antecesores con una distancia entre ejes muy parecida a la del 600. Con cinco plazas pensadas para acoger cómodamente a una familia formada por una pareja y tres hijos, este modelo ofrecía, literalmente, un maletero bajo el capó, ya que el espacio delantero habitualmente reservado al grupo motopropulsor quedaba liberado por la propia configuración del automóvil. Además, contaba con detalles que aumentaban su modularidad, como el respaldo abatible en los asientos traseros para transportar cargas voluminosas.

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El compartimento trasero ocultaba, en un primer momento, el indesctructible motor Fiat de 4 cilindros y 843 cm3 que estaba asociado a una caja de cambios manual de 4 velocidades y 34 CV que, dados los 670 Kg de peso de este automóvil, marcaba una velocidad máxima de 120 Km/h. También figuraba en el catálogo el 850 Super, de 37 CV. En 1968, se sumaría a la gama un motor de 52 CV y 903 cm3.

Los amantes de la conducción deportiva con un presupuesto ajustado estuvieron de enhorabuena con el lanzamiento del Fiat 850 Coupé en 1965. Con un diseño exterior firmado por los hermanos Boano que recordaba al Fiat Dino Coupé por la forma de sus ventanillas laterales, destacó por ser un vehículo fácil de conducir, deportivo y muy divertido. 33 mm más largo que la berlina, estaba lleno de detalles que reforzaban su carácter dinámico como el logo redondo con laureles, que regresaba al frontal, o el salpicadero con dos esferas para el velocímetro y el cuentarrevoluciones. El volante exclusivo tenía radios metálicos que aportaban un carácter puramente “Racing”. Con asientos individuales para el conductor y el acompañante, incorporaba un motor de 47 CV, que situaban su velocidad punta en los 134,6 Km/h. Carlo Abarth desarrolló una versión con motor de 1.6 litros que podía alcanzar los 211 Km/h. En 1968, volvió a la carga con una mecánica de 2.0 litros, 185 CV que tumbaba aguja a 240 Km/h.

También en 1965 se presentó en el Salón de Ginebra otra de las carrocerías más recordadas y carismáticas de este modelo: el Fiat 850 Spider. Para esta versión, Pininfarina y su estilista Giorgetto Giugiaro diseñaron un biplaza puro de 3,782 metros de longitud que mantenía la transmisión, los ejes y la batalla del modelo original y que destacaba por unas líneas elegantes y afiladas muy parecidas a las de los superdeportivos de los años 60. Con 725 Kg de peso, su velocidad punta era de 152 Km/h. Como opción, se podía incorporar un techo rígido de 10 Kg para circular cuando hacía mal tiempo.

En la pantalla, el Fiat 850 ha quedado unido a películas y actrices de renombre como Romy Schneider, que conducía una berlina blanca en el film francés “Max y los Chatarreros”, en 1971. En España, aparece en en un largometraje de corte social, “La Piel Quemada” (1967), que narraba las vicisitudes de una familia en medio del éxodo rural de aquel periodo. Más recientemente, el Fiat 850 Coupé es conducido por uno de los protagonistas de la serie “La Línea Invisible” (2020).

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