Montmeló siempre será para los españoles un circuito especial. Sin ir más lejos, para mí supuso mi primer gran premio en aquel lejano 2001, con una imagen y un sonido que no olvidaré nunca, el del atronador Ford V10 del Minardi de Fernando Alonso al arrancarlo dentro del box con el hormigón del edificio catalán haciendo de caja de resonancia. Realmente ensordecedor e inaguantable sin tapones o cascos en los oídos. Pero no solo los españoles tendremos el Circuit en nuestra memoria para siempre. El elegido que domina la Fórmula 1 en los últimos años alcanzó aquí su primera victoria en 2016 justo en su debut con Red Bull después de que Helmut Marko, en una de sus maniobras al estilo House of Cards, lo arrancara del Toro Rosso y lo sentara en el asiento de Daniil Kvyat con tan solo 18 años. Pues justo ocho años después el neerlandés ha firmado su cuarta victoria en el Gran Premio de España, y esta vez sin haber tenido el mejor coche, algo que se está empezando a repetir este año más a menudo de lo que debiera.
Ya hablamos en Canadá de la igualdad que reina entre los equipos de esta temporada y las pequeñas diferencias que separan a los diez primeros pilotos de cada gran premio. En Montmeló, por ejemplo, los seis primeros clasificados el sábado acabaron en poco más de tres décimas, y no ha sido ni de lejos de las calificaciones más apretadas de esta temporada.
Con esa igualdad sobre la pista, cualquier pequeña mejora puede hacer que un equipo suba al grupo que pelea por los podios, o se baje irremediablemente de él. Por eso, con la nueva norma de que los equipos tengan que publicar sus mejoras o novedades de cara al gran premio antes de que esté se inicie, parecía que McLaren o Mercedes deberían de estar mucho más lejos de lo que finalmente estuvieron. Ninguna de las dos formaciones británicas traía nada nuevo a Barcelona. No era el caso sin embargo de Ferrari o Aston Martín, que sí traían pequeños cambios en sus monoplazas, al igual que los líderes del campeonato. Por contra, los que tampoco traían nada eran los Alpine. ¿Resultado? Pues todo al revés de como debiera.
Los tres que no traían mejoras rodaron eficientemente en el trazado catalán. Los de Woking no solo fueron bien, si no que pusieron en aprietos a Max Verstappen con el monoplaza de Lando Norris. El de Somerset debería de haber ganado su segunda carrera del año si no fuera por la nefasta salida que protagonizó al ceder su primera posición en la parrilla a las primeras de cambio a un George Russell que estuvo muy batallador en toda la carrera. No solo eso, si no que el de “papaya” cedió también la segunda plaza a Verstappen, empezando la carrera desde la tercera plaza. La exigua diferencia con el neerlandés al cruzar la meta con poco más de dos segundos de diferencia se hubiese podido eliminar con una salida decente y con la eliminación del fallo en su primer pit stop. Aun así, tanto él como Russell nos ofrecieron unas acciones para el disfrute en la vuelta 35 con adelantamientos por el exterior en las curvas tres y cuatro, y remate de Norris por dentro en la cinco.
Pero claro, no podemos decir que Verstappen ha ganado solo por los fallos de Norris y McLaren. Cuando no tienes el mejor coche, y últimamente el Red Bull parece que no lo es, hay que firmar un gran premio perfecto para seguir en lo más alto del podio cuando se entregan los trofeos. Y si el hijo de Jos no falló, su equipo tampoco, y si no repasen su primera entrada al pit lane en la que sus muchachos firmaron un pit stop perfecto de 1,9 segundos. Esos pequeños detalles son los que le permiten hoy en día seguir pasando el rodillo por encima del resto de equipos.
Hay más detalles que explican lo que les acabo de comentar, porque ya sabemos que incrédulos hay muchos en la viña del señor. Uno, por ejemplo, el fin de semana de nuestro “amigo” Sergio Pérez. Tras tres carreras fuera de la Q2, en Montmeló si alcanzó la Q3, pero para firmar un octavo puesto, el mismo que logró alcanzar en carrera con una estrategia de su equipo arriesgada pero acertada que le hizo parar tres veces en el pit lane. Si en McLaren tendrán que hacer horas extras para reparar el motorhome que se quemó ayer parcialmente en el paddock, en Red Bull seguirán el mismo camino para reparar las paredes de las oficinas de Helmut Marko y Christian Horner. ¿Por qué? Porque desde que anunciaron que el mexicano se quedaba en el equipo dos años más no paran de darse cabezazos con todo lo que encuentran a su paso. Lo hemos dicho por activa y por pasiva. La época de Pérez ya ha pasado y no merece estar en la categoría reina del automovilismo, pero nadie en Milton Keynes nos escucha.
Y mientras los de la bebida energética se fustigan, en Brackley siguen con la estrategia suicida de esperar al neerlandés hasta noviembre. La sola posibilidad de contar con el piloto más en forma en sus filas merece el riesgo, pero quizás este empiece a ser demasiado alto. Toto Wolff parece que se ha vuelto loco con su idea de priorizar por encima de todo un fichaje que se antoja imposible este año. Ya hemos dicho que si nosotros fuéramos Max no dudaríamos ni un segundo firmar un contrato con el equipo que debe dominar la nueva normativa antes de que esta se estrene. Sin embargo, el solo hecho de poder pelear un mundial más el año que viene parece que va a pesar más en la decisión del tricampeón mundial. Y cuando decimos que la apuesta es suicida es porque el plan B es el novato Kimi Antonelli. Un italiano de diecisiete años que va noveno en a F2 este año, y que, aunque promete, sus mejores resultados son la F4 italiana, y la Fórmula Regional Europea.
No tengo la más mínima duda que el respaldo que tiene Wolff de ser también propietario del equipo, aunque sea en un porcentaje bajo, le da la valentía suficiente para afrontar la “silly season” con esa tranquilidad que está demostrando. Ver veremos a final de año si el austríaco se hace con la más guapa del baile, o si tiene que afrontar un año de incertidumbre con un chaval que aún no se sabe si va a tener la capacidad de luchar por entrar en los puntos.
Por último, de entre los que no traían novedades a Montmeló, sorprendieron muy positivamente los Alpine. No solo se metieron los dos coches en la Q3, si no que ambos acabaron dentro de los puntos, igualando lo conseguido en Canadá. Tras un inicio de temporada frustrante, los de Enstone parece que han enderezado su rumbo. Cualquiera diría que tiene algo que ver en todo ello su nuevo asesor, Flavio Briatore. A sus 74 años el italiano vuelve al equipo que tuvo que abandonar tras el “crashgate” de 2008 con el encargo de salvar la formación. Algo que podría pasar por abandonar los propulsores de la matriz Renault y llegar a un acuerdo para 2026 con Mercedes una vez que los germanos no van a seguir suministrando motores a Aston Martin. Ese movimiento casaría con las sinergias y acuerdos que ya existente en los coches de calle entre ambas marcas.
Sinceramente, por mucho que Flavio sepa de organización, que no de monoplazas, sus 74 años nos parecen demasiados para devolver al equipo galo al top 4 de la parrilla, pero seguro que Flavio guarda algún as en su manga, aunque sea de la baraja de 2008. Por el momento entra en la formación con poder, puesto que reportará directamente al presidente de Renault Luca de Meo y tratará de tú a tú con Bruno Famin, el director del equipo de Fórmula 1. Su primer movimiento debería ser asegurarse dos pilotos para el año que viene. Esteban Ocon no continúa, y Pierre Gasly sigue sin renovar su contrato y suena en las quinielas de varios equipos. Una opción podría ser recuperar a Mick Schumacher para la parrilla, un nombre en el candelero esta semana después de que Jean Todt afirmase que es mejor que la mitad de los pilotos actuales de la Fórmula 1, ahí es nada. Y es que por mucho que ambos puedan estar influenciados por el recuerdo de su padre, con el que ambos fueron campeones del mundo, no es menos cierto que Mick es de los pocos pilotos que se ha subido a un Fórmula 1 con el título bajo el brazo de la F3 y la F2, eso sí, ambos en su segundo año.
La otra opción es el último rumor del paddock y sería el madrileño Carlos Sainz, después de que se viese a Flavio y al padre del piloto de Ferrari charlando en Montmeló. Aunque Alpine no suene atractivo, ese hecho que comentamos de que pueda acabar montando en 2026 el que debe ser el mejor propulsor de la parrilla debería ser un aliciente suficiente como para estudiar el anuncio que Sainz ha colocado en los próximos días del calendario.
Y ya que hablamos del madrileño, no podemos pasar la actuación de los españoles en su casa. El de Ferrari no brilló como en anteriores ocasiones esta temporada. La falta de ritmo en carrera fue notable, y la estrategia de los neumáticos tampoco le ayudó, con lo que se vio superado ampliamente por su compañero. Mientras que Fernando Alonso acabó doblado y fuera de los puntos con dos Alpine y un Haas por delante suyo, vamos, un desastre. Por el momento el asturiano no lanza dardos a su equipo, y sigue pidiendo fe en el proyecto. Veremos cuanto tiempo mantiene esta postura. Más aún cuando con el desastre de calendario que tenemos, la cita española ha sido la primera de un tres en uno que continuará con Austria y Gran Bretaña sin fin de semana de descanso. Con esto no se espera que ningún equipo introduzca novedades que puedan alterar el equilibrio de fuerzas que hemos visto en Montmeló. Y para muestra un botón. El propio Alonso afirmó tras la carrera, “Barcelona no miente y te dice dónde estás”, y es que el trazado catalán es de los que recoloca el orden de monoplazas en función a sus prestaciones reales, y eso ahora mismo para Aston Martin, es una verdadera catástrofe.
@luismanuelreyes