Nacida en 1910 con el lanzamiento del modelo 24 HP, la Fábrica Anónima Lombarda de Automóviles, más conocida por las siglas ALFA, pronto vio crecer su reputación por sus vehículos deportivos, que ofrecían el máximo placer de conducir tanto en las carreteras como en competición. Algunos años después, la marca vio la oportunidad de renovar profundamente el Alfa 24 HP pensando en una clientela bien situada socialmente, que apreciaba las prestaciones de los vehículos milaneses, pero no querían renunciar a la amplitud, al máximo confort y a materiales y acabados de lujo. Con estas ideas en mente, Giuseppe Merosi diseñó el Alfa 20/30 HP, destinado a convertirse en un referente para la clase alta italiana de la época.
Con una potencia de 49 CV a 2400 rpm y una velocidad máxima de 115 Km/h, este modelo, disponible en carrocerías Berlina y Torpedo, fue todo un éxito. En pocos meses, se fabricaron 285 unidades.
Sin embargo, la geopolítica tenía otros planes y, en 1915, Italia se apartaba de su neutralidad inicial para combatir en la Primera Guerra Mundial. La fábrica de Portello se transformó para colaborar en el esfuerzo bélico un total de 95 encargos pendientes tendrían que esperar algunos años.
Durante el conflicto, Nicola Romeo, un industrial napolitano, gestionó la reconversión de la empresa hacia la producción de armamento y entró en el capital de Alfa para terminar comprando todas sus acciones tras la guerra, rebautizando la compañía como Alfa Romeo. Eligió su modelo de mayor prestigio, el entonces conocido como Alfa 20/30 HP, para estrenar el nuevo nombre de la marca.
En 1921, casi al final de la trayectoria de este automóvil, el “Biscione” lanzó una versión que llevaba más allá sus prestaciones: el Alfa Romeo 20/30 HP ES Sport. Bajo unos ligeros cambios estéticos en la carrocería y en el radiador, que adoptó unas formas más redondeadas, se incorporó un motor de 4.750 cm3, capaz de desarrollar una potencia de 67 CV a 2.600 rpm y de alcanzar los 130 Km/h.
Fue el coche en el que se iniciaron en competición algunos pilotos que han entrado en la leyenda, como Antonio Ascari, Enzo Ferrari o Sivocci Ugo. Sumó un palmarés de prestigio con victorias en la Targa Fioro, en Mugello o en la Aosta-Gran San Bernardo. Su último triunfo se produjo en 1922 en la Coppa del Garda.