jueves. 07.11.2024
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Aunque los orígenes de Alfa Romeo (entonces simplemente ALFA) se sitúan en 1910, su actividad industrial se remonta al año 1906, cuando el fabricante francés de automóviles Pierre Alexandre Darracq abrió una planta en Milán para producir sus vehículos para el mercado italiano. Sin embargo, sus coches eran demasiado pequeños y poco prestacionales para unos automovilistas transalpinos que ya buscaban sensaciones y espíritu deportivo, por lo que abandonó el proyecto en 1909.

Sin embargo, su director general, Ugo Stella, no se daba por vencido. Con la ayuda de varios financieros y del Banco Agrícola de Milán, recogió el testigo y contrató a un aparejador, Giuseppe Marosi, para diseñar dos automóviles de altas prestaciones, compatibles con las propuestas de carroceros de prestigio.

De este modo, ya en 1909, la marca ya contaba con un modelo, el 24 HP, antes de su inscripción en el Registro Mercantil. ¡Y qué modelo! Incorporaba un motor monobloque, algo innovador en aquella época, de 4 cilindros y 4 litros de cilindrada, capaz de alcanzar los 100 Km/h y de ofrecer grandes prestaciones.

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En 1911, ALFA subía la apuesta con el 24 HP, más ligero y veloz, y dos años después, llegaría la primera victoria deportiva, la de Nino Franchini en la Parma-Poggio di Berceto. También en 1913, la marca y el carrocero Castagna dieron sus primeros pasos en la investigación de la aeronáutica para crear el 40/60 HP Aerodinamico, que alcanzaba una velocidad punta de 139 Km/h con un diseño totalmente futurista.

Sin embargo, el estallido de la Primera Guerra Mundial supondría un giro radical en la vida de esta joven empresa, que pasaría a producir armamento de la mano de un nuevo propietario, Nicola Romeo. Al final del conflicto, regresó a la fabricación de automóviles añadiendo su apellido, Romeo. Nacía Alfa Romeo.

Los años 30 supondrían una época dorada para la marca, gracias a una escudería llena de pilotos míticos, un dominio casi absoluto de la categoría Grand Prix y a la llegada del mítico ingeniero Vittorio Jano, que definió tres grandes características de los automóviles Alfa Romeo: simplicidad estructural, sofisticación mecánica y máxima potencia. Los resultados no se hicieron esperar: ya en 1930, Tazio Nuvolari se imponía en la prestigiosa Mille Miglia al volante de un Alfa Romeo 6C 1750 Grand Zagato Sport, superando por primera vez los 100 Km/h de velocidad promedio. No estaba solo: otros 8 Alfa Romeos le acompañaban entre los 11 primeros puestos.

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Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1949, un Alfa Romeo hace historia en el “Villa d’Este Concorso d’Eleganza” al lograr un doblete inusual: por primera vez, la prestigiosa “Coppa d’Oro” del jurado y el “Gran Premio Referendum”, otorgado por el público, tuvieron un único destinatario: el Alfa Romeo 6C 2500 Villa d’Este. Un automóvil icónico que ha dejado huella en el estilo de la marca, con elementos como la calandra triangular, presente en el frontal de todos los Alfa desde entonces.

Comercializado desde 1939 y con una andadura comercial truncada por la Segunda Guerra Mundial, el Alfa Romeo 6C 2500 es todo un “Santo Grial” para los coleccionistas de vehículos de la marca. Sólo se fabricaron 36 unidades de este modelo, todas a ellas prácticamente “a la medida” de cada uno de sus propietarios.

La posguerra también trajo consigo éxitos en competición, como los dos primeros Campeonatos del Mundo de Fórmula 1, logrados por el Alfetta por Nino Farina (1950) y Juan Manuel Fangio (1951), logrando un impresionante palmarés de 10 victorias, 10 pole positions, 13 vueltas rápidas, 21 podios y 4 dobletes en 13 Grandes Premios de Fórmula 1.

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Desarrollado inicialmente, a iniciativa de Enzo Ferrari, por el ingeniero Goacchino Colombo en 1937 para competir en la modalidad de voiturettes, el Alfetta salió de sus escondrijos en la Posguerra imponiéndose en varios Grand Prix, dando los primeros pasos para convertirse en una leyenda de la F1.

Ese mismo año, 1950, Alfa Romeo abría una nueva era con el 1900, obra de Orazio Satta Puliga. Además de ser el primer modelo de la marca con volante a la izquierda también fue el primero en ser producido en una línea de montaje. Una alternativa ágil, ligera y fácil de conducir que se convertiría en el Alfa más vendido hasta entonces. Ganó importantes competiciones y estrenó una nomenclatura en su gama que sigue utilizándose, con las versiones Ti, Sprint, Super Sprint y Super.

Un éxito que se repetiría, en 1954 con el Giulietta, la “novia de Italia”, diseñado por Bertone y en 1962 con el Giulia, que batiría récords con 570.000 unidades vendidas y que estrenaría innovaciones de seguridad hoy omnipresentes, como la estructura portante de deformación programada.

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En los años 60, Alfa Romeo ganaría fama internacional gracias a sus descapotables como el Giuletta Spider, presente en películas de Fellini o Antonioni y, sobre todo, el Alfa Romeo Duetto que, con sus prestaciones emocionantes y su placer de conducir sofisticado fue el favorito de grandes estrellas como Steve McQueen, Dustin Hoffmann o Muhammad Ali. Se mantuvo en el catálogo de la marca durante nada menos que 28 años.

Esta década fue también la de la experimentación audaz, con vehículos como el Carabo, el Stradale, con sus puertas-élitro y el Alfa Romeo Montreal, presentado en la Exposición Universal de 1967 con tanto éxito que se desarrolló un modelo de serie desde 1970.

En 1972, se lanzaría el AlfaSud, primer automóvil de tracción delantera en la historia de la marca y récord de ventas, con 900.925 unidades matriculadas en todo el mundo.

Alfa Romeo, 112 años de innovación